domingo, 27 de septiembre de 2009

ajonjolí y amaranto


Cuándo me preguntan de dónde soy... cuándo me miran con curiosidad, o escuchan con sorpresa mi acento, la primera respuesta que me viene a la mente es decir que soy de este planeta. Del mundo. Pero se que provocaría un poco a mi interlocutor, que rápidamente se amarraría al pilar "forte" del Estado-Nación, para poder procesar en su mente imágenes y modular sus tonos... No necesariamente desde una perspectiva negativa.

Mucha gente esta empezando a solidarizarse y a asociarse contra los Centros de Internamiento para Extranjeros, las cárceles europeas para los sin papeles (aunque apresan a gente que aunque los tenga sea de “color”). Es verdad que es un inicio reaccionar contra el racismo institucional, pero es primordial y esencial comenzar a deconstruir esta palabra: extranjero, de corte opresora. Ser extranjero / Forastero / De otro punto del planeta distinto al que se pisa se convierte en delito / pecado / amenaza de grado importante para los racistas.

El racismo no es sólo uno, el racismo se descompone sintomáticamente como una pandemia hoy en día. Hay racismos que insultan, hay racismo que generan leyes racistas y hay racismos violentos que secuestran a las personas, las torturan y extorsionan...

Podríamos pintar de negro el futuro de la inmigración, quedarnos enclaustrados y ver imágenes de otras tierras a través de fotografías, incluso podríamos archivar nuestros sueños y meternos en la pijama del miedo. Pero también podríamos iniciar a recibir a nuestros vecinos del sur, a los del norte a los que colindan al oeste con nosotros, y claro a nuestros hermanos del este. Y también podríamos dejar de sentirnos el centro, y movernos un poco, sacudir nuestras cabezas y bailar o viajar...

Hace poco me quede indignada y dolida, de ver como en México, si el lindo y querido demuestra con su escoria que si un cubano quiere escapar de su isla es un posible secuestrado de las mafias... Como si le da la gana al cubano de bailar hip hop en vez de salsa, porque no ayudar a nuestro amigo cubano a aprender los nuevos pasos de baile??? Por qué dejamos a su suerte a nuestro hermano... a merced de los racistas de distintos tipos, o de distintos tipos racistas... Aunque se suele decir que cada persona es un mundo, por qué no todas las personas pueden transitar por el mundo???

En México podría empezar a surgir un sentimiento menos enclaustrado, no tendría que seguirse pensando el ombligo de la luna, o es qué estamos locos todos??? Incluso a las mejores intenciones se les ha llegado a poner fronteras??? Qué pasa si no eres del continente americano, y vienes de la Europa porqué te da la gana cantar rancheras en vez de cantos gregorianos??? También les vamos a dejar a merced del racismo??? El ombligismo es una forma de racismo??? México lindo y acogedor, tierra de paso y para sedentarios, con la riqueza generosa del que la cuida, México para todos los gustos, como el ajonjolí y el amaranto semilla de gente linda, todavía podría ser…

Cuándo me preguntan de donde soy empiezo a imaginar y a recordar los trazos recorridos, las caricias dadas, los dulces del valle, la paz del murmullo de grillos, las luces del puerto, los abrazos bien dados, las sonrisas del juego, los sabores ácidos, los aromas del aeropuerto, los senderos del diálogo, los besos aún no dados, los paisajes lluviosos, los puentes de la geografía... Así que creo que voy a empezar a decir soy de una parte del mundo que se siente antirracista, es que el mundo somos (también) las personas, no???.
salud!!!

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